Posibles problemas:
Uno de los principales problemas con los que nos podemos encontrar en el entrenamiento es la timidez del niño, que se muestra en los ejercicios de tensar y relajar (especialmente la cara). Pueden reírse y encontrar jocoso el ejercicio; sin embargo, lo más efectivo será ignorar las risas e indicar que se trata de parte del procedimiento y que deben continuar.
Explicación
“Cuando te sientes alterado, tenso o nervioso, los músculos de tu cuerpo se ponen rígidos, tensos y duros. Si aprendes a saber qué músculos son esos y a relajarlos, sabrás cuáles son cuando te pase y sabrás relajarlos. Te sentirás relajado porque tus músculos están relajados. Nosotros vamos a enseñarte a saber esto pidiéndote que pongas los músculos rígidos y que luego los sueltes, los relajes... Así sabrás la diferencia que hay entre rígido y relajado, sabrás cuándo estás tenso y cómo relajarte. Si aprendes a relajarte como te digo y luego practicas como te diré, sabrás relajarte en situaciones en las que estés nervioso.”
En esta explicación lo más importante es incluir ejemplos relacionados con la vida del niño (por ejemplo: te servirá relajarte cuando estés furioso con alguien para no entrar en una pelea o cuando estés nervioso).
Tareas para casa
Hay que indicarle que trate de entrenar los métodos que le enseñamos antes y después de una situación que le ponga nervioso. Si está nervioso porque tiene que ir al dentista y tiene miedo, que lo practique antes de ir y después de ir. No es necesario que sean situaciones excepcionales; basta con que practique en situaciones cotidianas: ver un programa de televisión, hacer los deberes, jugar al fútbol, etc. En principio, si el niño quiere automatizar la técnica, sería bueno practicarlo dos veces al día, por la mañana antes de ir al colegio y por la tarde antes de hacer los deberes u otra actividad.
Adaptaciones para niños pequeños
- Instrucciones más simples y más cortas.
- Sesiones más cortas y más frecuentes (aproximadamente 15 minutos por sesión) para compensar la falta de atención del niño.
- Controlar más los aspectos ambientales: una habitación con pocos elementos distractores, silenciosa y con una iluminación adecuada.
- La persona que enseña la relajación debe ayudar físicamente al niño (por ejemplo, cogerle el brazo para indicarle que lo tense y luego soltarlo).
- Es importante el modelado; por ello, la presencia de otro (padre, profesor o compañero) es beneficiosa.
Procedimiento
Comenzaremos relajando el cuerpo. Realizaremos la técnica sentados cómodamente uno frente al otro, con ropa cómoda que no apriete, en una habitación tranquila con buena temperatura, luz tenue y acompañados de música suave.
Ejercicios
- Brazos: Estira el brazo hacia adelante poniendo el puño duro. Tensa durante unos segundos y relaja, haciendo hincapié en la sensación de tensión y en la de relajación para que el niño lo diferencie. Realiza el ejercicio dos veces con cada brazo, primero el derecho y después el izquierdo.
- Hombros: Sube ambos hombros hacia arriba, mantenlos unos segundos y suéltalos. Hazlo dos veces.
- Espalda: Junta los dos brazos hacia atrás como si fueras a juntar las manos, mantén unos segundos y suelta. Realiza el ejercicio dos veces.
- Abdomen: Aprieta fuertemente la barriga y comprueba con tus dedos que esté dura. Realiza dos veces.
- Piernas: Estira la pierna hacia adelante, asegurándote de que la punta del pie también esté en esa dirección; mantén unos segundos y suelta. Ejecuta el ejercicio dos veces con cada pierna.
- Todo junto: Tensa y relaja todas las partes (piernas, brazos, hombros y abdomen) de forma coordinada. Realízalo una vez.
Relajación de la cara
- Ojos: Aprieta fuertemente ambos ojos, mantén unos segundos y luego suéltalos. Hazlo dos veces.
- Labios: Junta los labios y apriétalos firmemente; mantén unos segundos y suelta. Realiza el ejercicio dos veces.
- Frente: Arruga la frente como si estuvieras enfadado/a.
- Mofletes: Coloca la boca como si fueras a soplar.
- Orejas: Intenta concentrarte en ellas e intenta subirlas hacia arriba; si no lo consigues, no te preocupes.
- Cuello: Aprieta los dientes de manera intensa.
- Todo junto: Tensa toda la cara de forma simultánea. Realiza el ejercicio una sola vez.
Después, intenta realizar los ejercicios de cuerpo y cara conjuntamente, tensando piernas, brazos, hombros, abdomen y la cara a la vez. Realiza el ejercicio una sola vez, insistiendo en la sensación de relajación total: cierra los ojos y nota cómo tu cuerpo se vuelve pesado y muy relajado, hasta el punto de no poder moverlo.

Masaje final
Finalmente, realiza un masaje: toma las piernas del niño/a y balancea suavemente para comprobar que estén relajadas, y repite con los brazos. Termina con un masaje en la cara, haciendo movimientos circulares en las sienes, mofletes, frente y barbilla, mientras el niño/a mantiene los ojos cerrados.